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Amor sin tiempo
Rogelio, un hombre entrado en años, historiador empírico y dueño de una anticuaria, es poseedor de una máquina del tiempo. Antonia, una joven universitaria, realiza un viaje en el tiempo para no dejar morir, en el pasado, el amor de Rogelio y Rocío.
TEMPORADAS
Antonia, decepcionada de su novio, llega donde su amigo Rogelio. Estando allí, se da cuenta de la existencia de una máquina del tiempo y decide viajar al pasado para salvar la relación truncada de Rogelio y Rocío.
Rogelio se entera del viaje de Antonia. Para regresarla al presente requiere que ella tenga un radio reloj de bolsillo. Camilo debe viajar en el tiempo para entregárselo, pero antes de cruzar el túnel juega con el reloj matriz y aterriza en 1957.
Elsa, en el presente, descubre la existencia de la máquina del tiempo y hace planes para usarla a favor de un mundo menos “godo”. Entre tanto, en 1948, Camilo discute con Antonia porque acaba de descubrir el motivo de su viaje en el tiempo.
Antonia y Camilo llegan a 1951 y conocen a Gustavo, el creador de la máquina del tiempo, a quien le piden ayuda para encontrar a Rocío. El tiempo corre más rápido; Rogelio está en la Guerra de Corea y Rocío está a minutos de casarse con el francés.
Antonia logra entrar en la casa de Rocío y encuentra las cartas de amor que Rogelio le envió. Esas cartas fueron retenidas por el padre de Rocío para que no se enterara de que Rogelio la seguía amando.
En 1953 Antonia le insiste a Rogelio que busque a Rocío, pero él ya no cree en ese amor y decide unirse a la lucha estudiantil. En la marcha por el estudiante Uriel Gutiérrez, Rogelio es gravemente herido.
Todo es una carrera contra el reloj. La única forma de salvar la vida de Rogelio es volver al presente y llevar sangre de él mismo para hacer una transfusión. Los jóvenes solo tienen 45 minutos para regresar y no quedar anclados en el siglo XX.
Antonia se entera de que Chucho trabaja con Ofelia Uribe, una de las personas que luchó por el reconocimiento de los derechos civiles y políticos de las mujeres. Está conmovida con lo progresista del joven, así que le hace una fuerte confesión.
Elsa, en 1954, sigue tramando cómo convertir el mundo capitalista en uno más igualitario. Sin buscarlo, Antonia llega a 1961, al aeropuerto de Techo, donde el presidente Kennedy da un discurso. La posibilidad de salvar a Antonia cada vez es menor.
Gustavo sigue buscando la solución para salvar a Antonia de su eternidad en el limbo, pero no cuenta con la energía requerida para construir el paso de tres décadas en la máquina del tiempo. Chucho y Antonia se despiden para siempre.
Rogelio lee la emotiva carta en la que Gustavo explica cómo obtuvo la energía para hacer regresar a las jóvenes a su historia presente. Camilo llega a la anticuaria y recibe un saludo inesperado. A Rogelio lo sorprende una hermosa visita.